Hombre rojo
que te ves aullando
contra los placeres que sin duda te da la luna,
esos placeres donde las noches te inundan,
y no te dan las manos
para decir y satisfacer
desde tus pies a tu nuca.
Hombre rojo
que te ves aullándote
contra todas tus muertes
que son los amaneceres sin luz
con algunas lloviznas
e intensos bancos de niebla.
Hombre rojo
te vas partiendo a pedazos
si en el ausente
no calmas, ni sientes.